Lo primero de todo querido lector, quiero expresar mi agradecimiento por el hecho de que estés leyendo estas líneas. Por otro lado, te doy la bienvenida al artículo de los factores del trastorno del espectro autista del blog de Isora Neurociencia.
El artículo que vas a tener la oportunidad de leer versa sobre un tema de gran relevancia e interés en la actualidad, como es el trastorno del espectro autista (TEA). El abordaje del mismo está focalizado en los factores que pueden contribuir al desarrollo del TEA, como puedan ser la genética, el medio ambiente o la epigenética entre otros. Este artículo, por tanto, propone explorar dichos factores identificados como posibles causas del TEA, y como estos pueden interactuar entre sí para influir en el desarrollo del espectro.
¿Qué es el TEA?
El trastorno de espectro autista (TEA) está considerado como un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por dificultades en la comunicación, la interacción social y la conducta, lo que quiere decir que las personas dentro del espectro, no van a ser capaces de utilizar la totalidad de las competencias comunicativas y del lenguaje a la hora de establecer relaciones sociales, además de tener ciertos desórdenes de conducta que dificultan tareas relacionadas con la escucha, la atención, el foco, o la concentración, entre otros.
En las últimas décadas, el trastorno del espectro autista ha proliferado de forma exponencial en el mundo. A modo de ejemplo, y según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, se estima que 1 de cada 68 niños en diferentes comunidades de este país está incluido dentro del trastorno del espectro autista. Esta cifra es aproximadamente un 30 por ciento más alta que las reportadas en el año 2012, que indicaban que 1 de cada 88 niños se encontraban dentro del espectro.
En lo concerniente a España, y según el informe “Epidemiología del autismo en España”, publicado en el año 2020 por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), y la Fundación Alicia Koplowitz, se estima que aproximadamente 1 de cada 100 personas está dentro del espectro autista.
En términos absolutos, considerando una población de alrededor de 47 millones de personas en España, se podría estimar que hay alrededor de 470.000 personas dentro del espectro autista en el país. No obstante, es importante tener en cuenta que esta cifra es sólo una estimación y que puede variar dependiendo de los criterios utilizados para definir el espectro autista y la metodología empleada para el estudio.
Factores del Trastorno de Espectro Autista
Es cierto que aun hoy se desconocen las causas exactas que provocan el trastorno, pero gracias a diferentes estudios, los cuales son cada vez más numerosos, se han identificado varios factores que pueden estar involucrados en su desarrollo:
La genética como factor de afección en el espectro
Dichos estudios han enumerado el factor genético como uno de los que mayor base presentan. En este sentido, tienen mayor relevancia los genes de los progenitores, así como el de los hermanos mayores. Estudios recientes han ido otorgando una mayor relevancia a la carga genética paterna por encima de los genes de la madre en su herencia a los hijos diagnosticados dentro del espectro, cuyo porcentaje se eleva aún más cuando los progenitores son personas neurodivergentes o se encuentran propiamente dentro del espectro.
Es cierto, en cualquier caso, que no se ha logrado identificar en los estudios realizados hasta el momento un único gen responsable del trastorno, existiendo mayor probabilidad que exista una combinación de ellos.
Epigenética y desarrollo de espectro autista
La epigenética establece la relación entre las influencias genéticas y ambientales que determinan un fenotipo. El área de actividad que cubre la epigenética está siendo cada vez más relevante para la ciencia, siendo entre otros, el desarrollo del autismo un enfoque clave para entender en mayor profundidad a las personas dentro del espectro.
De esta forma, factores ambientales como la exposición prenatal a sustancias tóxicas como el plomo o el mercurio han sido importantes indicadores en diversos estudios, en el que también se han sugerido la falta de ciertas vitaminas y minerales durante el embarazo. Por otro lado, situaciones de estrés excesivo tanto de la madre como del bebé en diferentes momentos temporales del embarazo y el parto también han sido tenidas en cuenta como datos relevantes.
Es cierto que la epigenética está dando sus primeros pasos en el TEA, y aunque se necesita más investigación para comprender completamente su papel en el desarrollo del trastorno, los estudios hasta ahora sugieren que es un área prometedora para futuras investigaciones y posiblemente para el desarrollo de nuevas terapias y tratamientos.
En este sentido, es interesante indicar que, según un estudio realizado por parte de Isora Neurociencia, un 72% de las familias que tienen al menos un menor de edad diagnosticado dentro del espectro, los padres comenzaron a observar características compatibles con el autismo en sus hijos dentro de los 12 a 18 primeros meses de vida, mientras que antes no había evidencia de tales características.
Inflamación y disfunciones del cerebro
Existen otros factores también relevantes y que se han identificado como posibles causas del autismo, como son las disfunciones a nivel cerebral. Algunos estudios han encontrado diferencias estructurales y funcionales en el cerebro de las personas diagnosticadas dentro del espectro respecto de las personas consideradas como neurotípicas. En particular, se ha demostrado que existe una comunicación alterada entre las diferentes regiones del cerebro en las personas con autismo.
Una característica especialmente significativa tiene que ver con la inflamación y las respuestas inmunológicas y cognitivas. En este sentido, han sido interesantes algunos estudios que han mostrado elevados marcadores de inflamación en el cerebro, afectando la cognición y la conducta de las personas dentro del espectro.
Estudios primordiales para conocer el comportamiento y las conductas de las personas con TEA han sido los establecidos por el eje intestino-cerebro. Se ha demostrado la importancia de los procesos que ocurren en el intestino, así como la función de la microbiota intestinal en la estructura cognitiva de las personas, incidiendo en interesantes avances en autistas cuando se ha mejorado la microbiota y se ha evidenciado menor inflamación intestinal.
Conclusiones
Aunque los factores que contribuyen al desarrollo del TEA siguen siendo objeto de investigación, es importante reconocer que no hay una única causa conocida para el trastorno. Ahora bien, cada vez está habiendo una mayor aproximación de datos que permiten discernir mejor los factores que pueden contribuir, no solamente al desarrollo del TEA, sino a comprender y apoyar de una mejor manera a las personas que están dentro del espectro de cara a una mayor evolución y aumento de su consciencia a través de diferentes tratamientos y terapias.
Es importante indicar que una persona diagnosticada dentro del espectro es susceptible de salir del mismo, por lo que el diagnóstico debe ser entendido como una circunstancia temporal. Para que esto se produzca depende de dónde se encuentre la persona y la profundidad de la misma dentro del espectro, más también el papel que juegue el entorno y los profesionales que trabajen a su lado.
Es fundamental, por otro lado, desarrollar desde edades tempranas actividades de sociabilización y el contacto con personas, así como proponer actividades y retos que prueben las capacidades de la persona identificada en el espectro, sobre todo por el hecho que supone para estas personas salir de su zona de confort.
En cualquier caso, y siendo el TEA un trastorno complejo que puede estar causado por una combinación múltiple de factores genéticos, epigenéticos, ambientales y neurobiológicos, es aconsejable abordar su situación desde una base integral tanto desde el punto de vista biomédico como desde el punto de vista terapéutico.